Edificio de Hormigón en Villa Devoto: Fachada Floral que Embellece el Entorno

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Edificio de Hormigón en Villa Devoto: Fachada Floral que Embellece el Entorno

En Villa Devoto, un edificio de hormigón con una fachada que se llena de flores

En Villa Devoto, un edificio de hormigón con una fachada que se llena de floresLas enredaderas cambian sus flores según la época del año. Florencia Bellino (especial para ARQ)

Valeria del Puerto y Horacio Sardin diseñaron en Villa Devoto lo que han bautizado como “edificio pradera”, por la frondosa vegetación que el bloque posee tanto en la fachada como en la contrafachada.

El equipo ha concebido a este bloque multifamiliar como una continuidad de la Plaza Ricchieri, situada enfrente y plena de tipas y jacarandás.

Los generosos balcones aterrazados aparecen como enormes canteros donde crecen coloridas especies nativas y hasta árboles. Una constante en su obra, Del Puerto y Sardin utilizan el paisajismo como un plus en sus intervenciones arquitectónicas, modificando para bien el gris de la Ciudad de Buenos Aires.

Con ese objetivo, el estudio trabaja con espacios de transición que entrelazan arquitectura con diseño de paisaje.

En este tipo de proyectos el paso del tiempo es esencial, ya que la obra “florece” gracias al crecimiento y la evolución de las especies vegetales, que constituyen una fachada viva que muta según las estaciones del año.

Para cada cantero se seleccionó Bauhinia forficata (pezuña de vaca), de floración primaveral blanca. Como especies colgantes se incorporaron las Thunbergia alata (ojos de poeta), caracterizadas por su floración invernal de tonos anaranjados.

En tanto, para la fachada principal se definió una paleta de colores fríos, en armonía con la luz matinal y con el entorno de la plaza, donde predominan los Jacaranda mimosifolia (jacarandás), de floración primaveral violácea.

En el contrafrente, expuesto a una intensa radiación solar oeste, se optó por una paleta de colores cálidos.

Si bien las plantas nativas requieren mucho menos asistencia y cuidado que otras, los arquitectos diseñaron un sistema de riego con sensores que permite el mantenimiento de la vegetación de los balcones y lo hace independiente al usuario que habite cada unidad.

En contraposición al diseño paisajístico protagonista, el edificio se lee como una gran pieza brutalista, en hormigón visto. Grandes aventanamientos orientan las visuales hacia la plaza y el corazón de manzana, promoviendo una relación fluida entre los espacios interiores y el entorno.

En la planta baja, la contundencia del hormigón se matiza mediante áreas vidriadas y lamas de madera, lo que aporta transparencia y una sensación de mayor calidez al acceso.

La organización del edificio se dispone en torno a un patio central, recurso que favorece la ventilación cruzada y mejora las condiciones ambientales de las unidades.

Las primeras cuatro plantas están destinadas a semipisos de dos dormitorios. Por encima, los tres últimos niveles reúnen viviendas de tres dormitorios que se abren hacia amplias terrazas escalonadas orientadas a la plaza. Equipadas con parrillas, configuran expansiones exteriores de alto valor de uso.

La cubierta, de uso exclusivo para estas unidades superiores, incorpora pequeñas piletas y grandes canteros con árboles y especies vegetales nativas, conformando un paisaje elevado.

La combinación del verde y el hormigón resulta en una fachada espontánea que varía según la estación del año, la orientación solar y la floración de cada especie.

Sumado a esto, la incorporación de la naturaleza dentro de la arquitectura hace que su presencia sea constante y partícipe de la cotidianeidad de sus habitantes.

Para Sardin “el edificio tiene la vocación de ser un hecho estético y un grado de valor escultural”.

La dupla de arquitectos pondera las expansiones de las unidades de vivienda. Ya desde antes de la pandemia consideran a los espacios intermedios y contenedores de vegetación, necesarios para lograr un modo de vida más amable.

Del Puerto hace hincapié no solo en cómo la naturaleza puede mejorar la calidad de vida de los usuarios, sino también la de los vecinos; y entiende a este tipo de propuestas como un aporte para la ciudad.

Desde sus inicios en los años 90, Del Puerto-Sardin incorpora del paisajismo en sus obras, visionaria y lejos de centrarse en lo meramente estético, insisten en que “la vida es mucho mejor cuando la arquitectura se hace más orgánica”.

FICHA TÉCNICA

Ubicación: Quevedo 3440, Villa Devoto, Ciudad de Buenos Aires
Superficie: 1580 m2
Proyecto y dirección de obra: Del Puerto-Sardin Arquitectos, Valeria Del Puerto – Horacio Sardin

Colaboradores: Arqs. Diego Cohen y Gastón Alfonso
Desarrollo: Planifica – Arq Andrés Guevara
Constructora: Franco Construcciones
Project management: Arq Martín Soares
Cálculo estructural: Ing. Carlos Calissano
Paisajismo: Paisajista Cristina Rodríguez Katz + Arq. y paisajista Soledad Allegro

Las enredaderas florecen según las estaciones del año
La vegetación contribuye a hacer más amable la vida de todos los vecinos
Los balcones tienen enormes dimensiones, acorde a las necesidades de las plantas
La madera atenúa la frialdad del hormigón sumando calidez.

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