UN NUEVO CONCEPTO QUE REDEFINE EL LUJO: CÓMO VIVIR EN TODAS PARTES PERO EN UN MISMO LUGAR
EL LUJO EN EL MERCADO INMOBILIARIO YA NO SE MIDE SOLO EN METROS CUADRADOS, SINO EN LA POSIBILIDAD DE VIVIR VIAJANDO.
5 de septiembre de 2025
14:33
El mercado del real estate atraviesa un momento particular. Durante años, el concepto de exclusividad estuvo ligado a proyectos icónicos, amenities premium y servicios personalizados. Pero hoy los desarrolladores enfrentan un dilema mayor: ¿cómo seguir innovando en un segmento en el que parece que ya todo fue inventado? Piletas infinitas, spas privados, helipuertos, subir con el auto al departamento, y hasta playas artificiales se volvieron moneda corriente en los proyectos más ambiciosos. La pregunta que sobrevuela es qué puede redefinir realmente la manera de vivir en el siglo XXI.
En esa búsqueda, la industria empezó a mirar más allá de la tierra firme. El lujo ya no se mide solo en metros cuadrados o vistas a la ciudad, sino en la capacidad de ofrecer experiencias distintas y con mayor movilidad. En tiempos en que el trabajo remoto y la digitalización permiten elegir dónde vivir, surge una nueva forma de pensar: vivir en todas partes pero en un mismo lugar.
En este contexto, un desarrollador norteamericano propuso un proyecto que convierte cruceros en condominios privados. La propuesta fue develada en Buenos Aires durante la última edición de la Expo Real Estate por la desarrolladora Crescent Heights. Allí presentó Crescent Seas, que, con una inversión de US$70 millones, transformará el Navigator, un barco que iniciará su viaje inaugural en diciembre de 2026 desde Miami.
El concepto es claro: ofrecer residencias flotantes de lujo que recorrerán todos los continentes. El barco tendrá residencias privadas de lujo que recorrerán destinos como la Polinesia Francesa, Madagascar o las Islas Feroe (Dinamarca). “Las fronteras, las economías e incluso los patrones climáticos afectan la propiedad de viviendas tradicional. A nuestros residentes no les afecta nada de eso. Si hay una tormenta, el barco se mueve. Si un país se vuelve inestable, navegamos hacia el siguiente. El mundo es nuestro tablero de juego”, explicó Russell Galbut, cofundador y presidente de Crescent Heights.
También, Lizette Du Pont, especialista en ventas de lujo de Crescent Seas, mencionó: “La visión y el concepto es redefinir cómo se vive hoy en día y cómo se puede vivir, porque al final del camino lo que todos queremos es viajar por todo el mundo.”
VIVIR EN UN BARCO
El crucero contará con 210 residencias privadas (45 suites y 165 residencias), con unidades de un ambiente de 30 m² hasta departamentos de tres y 200 m², con precios que oscilan entre US$750.000 y US$8 millones. Los compradores tendrán derechos de propiedad plenos: podrán habitar, heredar, alquilar o vender la unidad, tal como sucede con cualquier inmueble en tierra firme.
Sin embargo, el estilo de vida en altamar también tiene otros costos: las expensas parten en los US$15.000 mensuales para las propiedades más chicas, a lo que se suma un gasto mínimo diario de US$90 por persona en alimentación.
Si se piensa en comprar como inversión, la rentabilidad de una unidad depende de factores como la temporada, el destino y la demanda en cada escala. No es lo mismo alquilar una residencia durante el verano europeo en Mónaco que en una estadía en el Caribe. Para dimensionar el negocio, basta con mirar los valores actuales: reservar la cabina más pequeña del Navigator, antes de ser transformado en residencia privada, cuesta alrededor de US$1400 por persona y por noche.
La compañía apuesta a un mercado internacional, pero con especial interés en el perfil de los inversores argentinos. “Son sofisticados y abiertos a nuevas formas de habitar el mundo, lo que los convierte en un público ideal”, sostuvo Galbut, quien adelantó que ya llevan vendido un 20% del inventario.
La propuesta responde a un cambio cultural que aceleró la pandemia: “Después del Covid se instaló la idea de que se puede trabajar desde cualquier lugar. Este proyecto lleva esa noción al extremo: vivir en tu casa mientras viajas por todo el mundo”.
Las residencias arrancan en los US$750.000 y pueden llegar hasta los US$8 millones. Pero, al ser un desarrollador sin conocimiento en cómo funciona específicamente un crucero, no trabajarán solos. La logística estará a cargo de Apollo Group, referente global en hospitalidad y gastronomía, mientras que Norwegian Cruise Line supervisará la operación técnica del barco. El plan contempla la incorporación de una embarcación por año, hasta llegar a tener una cartera de 14 en total, con la posibilidad de intercambiar residencias entre distintas naves según la ubicación.
La primera travesía durará 14 meses y visitará 140 países, con parada en los puertos de entre dos a cuatro días y estancias prolongadas en destinos como la Polinesia Francesa y Madagascar. Antes de finalizar, los residentes podrán votar los destinos de la siguiente etapa.
¿Quién es el comprador? Según Du Pont, el concepto captó el interés de un público diverso, desde parejas sin hijos que trabajan a distancia hasta personas retiradas en busca de una vida de “vacaciones permanentes”. Un segmento importante son aquellos que, cansados de mantener múltiples propiedades en diferentes países, prefieren centralizar su hogar en este “condominio en alta mar”.
La desarrolladora inició el proceso de preventa de sus unidades, con el 20% ya reservado. El Navigator, que fue adquirido a la compañía Regent Seven Seas, será sometido a una renovación de 55 días en Italia antes de su salida.
Fuente: Candela Contreras